Agenda del libertino
Noviembre es un mes festival en todo el valle
ya no llueve en las tardes
y el sol tiñe de luz
las amarillas copas de los árboles
un vientecillo fresco lo saca a uno a la calle
cuando están encendiéndose las luces
a caminar por Insurgentes bajo un cielo incendiado
la inmensa ciudad iluminándose
converge a nuestros pasos
es cuando los bufetes jurídicos los bancos
las oficinas y los almacenes
de los grandes consorcios comerciales
apagan su lámpara de este mundo
el mago del millón de tentáculos detrás de la corona
de anuncios luminosos
baja las cortinas metálicas
enciende sus vitrinas jubilosas
y un mar de humanidad apabullada
inicia su reflujo cotidiano
desparramándose por las barriadas
Roma Narvarte Valle Clavería
que en el curso del tiempo han ido circundando
el corazón de la brillante patria
del dinero
es la hora en que los cafés despiertan
a más ruidosa vida
(mi reino no es de este mundillo)
y niños piojosos pregonan violaciones
asesinatos y negocios
de billones de pesos al pasar
salimos a la calle
regustando el recuerdo
de la colilla que dejamos humeando
en la penumbra de cierta sala
de rojos cortinajes
el remordimiento por la mujer agonizante
en la tina de baño
o el aguijón de la tonada
de un disco de Edith Piaff
salimos a la calle
y atravesamos parques llenos de enamorados
o mercados con ratas y perros nauseabundos
y la soledad nos asalta
a la vuelta de una esquina bulliciosa
se sueña entonces
con una tibia casa que parece aguardarnos
en un país lejano
en apacible noche de diciembre
ha de acoger al hijo pródigo
mientras pequeños copos de nieve
caen frente a las ventanas
y un fuego anaranjado
danza feliz en el hogar
una muchacha canta una canción de Schubert
las criadas retiran el servicio
los niños juegan en la alfombra
grandes y pequeños bostezan y se van a dormir
las brasas parpadean
se encienden y se apagan
y dios es simplemente un niñito feliz
lo demás es sencillo
subir las reiteradas escaleras
encender el hornillo para hacer café
y tenderse en la cama sin quitarse la ropa
escuchando en silencio cómo crece la noche
alrededor del cuarto de azotea
y el borbotar del agua para el café que empieza a hervir.
Apuntes para un blues
I got the weary blues.
Langston Hughes
He caído en el fondo del blues
esta noche
digo
que he caído en el fondo del blues
esta noche
esta vez
necesito cantar
sin reír
y llorar
y decir
que sin ella no puedo vivir
es posible que escriba muy mal
pensaré que escribo una flor natural
esta vez
voy a decir me duele la camisa por su ausencia
mis zapatos sollozan en su rincón doliente
y la boca me sabe a nostalgia o moneda
porque ella se ha ido del mundo de mis manos
porque llueve hace frío
y hay regada en el suelo mucha melancolía
o tal vez por ser lunes
esta noche
es propicia ocasión de llorar
pero desde la infancia
aprendí en estos casos mejor a reír
(también aprendí a multiplicar)
(pero no a dividir)
no podré llorar pues
esta vez
mas como generosa dejara entre mis labios
sus mejores espasmos
hoy le escribo estos versos apropiados
húmedos y agridulces como oreja o ciruela
pero ya no la espero
ingresará de prisa en el pasado
si me pongo a olvidarla con esmero
esta noche
he caído en el fondo del blues
he caído en el fondo del blues.
El viento y el ardor
in ehécatl in chichinaztli.
La nostalgia gotea su largo aceite
pálida gemebunda detrás de tus ojeras
en la noche del gato
¿por qué curva del aire
nieve líquenes polen o misterio
me enajenas aún
y me despiertas a distancia?
Camino por las calles mojadas
de tu barrio elegante
disfrazado de solitario
desciendo al corazón de la noche
en busca de tu imagen
y hallo puertas cerradas
y miro estrellas altas
y al viento galopando como potro salvaje
dos veces dos dos pasos
me invento y te descubro
dos veces dos dos pasos
te invento y me aniquilo
y en un recodo oscuro
me pierdo de vista de mí mismo
definitivamente.
La fogata
A mitad del camino
la corneja había cantado a la derecha
descabalgamos en plena montaña
y alrededor de una fogata
escuchamos la voz resonando
en la oquedad de la noche
las ciudades nacen del mar
extienden por la playa sus largas cabelleras
consteladas de barcos
se tienden a la orilla de los ríos
suben a las mesetas en las latas montañas
o buscan la cálida humedad de los bosques
el amor va tejiendo su manta
y la ciudad florece en cal y cantos
las calles suenan a canción
cuando el herrero forja
y en la madrugada del panadero
las calles saben a mujer a lino
forjan los niños rondas y canciones
las mujeres hilando
pero el arte es divino
y el ciudadano limitado
se van ennegreciendo los muros encalados
la envidia es una fértil veloz enredadera
que empolla sucias larvas
y el mezquino y el pusilánime
socavan los sentimientos
con diminutos dientes afilados
en Babilonia
perdí una novia
en Palenque
la selva en torno espiaba
con mil ojillos de serpiente
he aquí a la tierra esperando la lluvia
sepultando las ruinas en un golfo de olvido
y renaciendo cada primavera
porque ancho e infinito como la tierra es el amor
porque más fuerte
que la muerte
es el amor.