lunes, 18 de julio de 2011

Poemas de Ramón Rodríguez III

Agenda del libertino


Noviembre es un mes festival en todo el valle

ya no llueve en las tardes

y el sol tiñe de luz

las amarillas copas de los árboles

un vientecillo fresco lo saca a uno a la calle

cuando están encendiéndose las luces

a caminar por Insurgentes bajo un cielo incendiado


la inmensa ciudad iluminándose

converge a nuestros pasos

es cuando los bufetes jurídicos los bancos

las oficinas y los almacenes

de los grandes consorcios comerciales

apagan su lámpara de este mundo

el mago del millón de tentáculos detrás de la corona

de anuncios luminosos

baja las cortinas metálicas

enciende sus vitrinas jubilosas

y un mar de humanidad apabullada

inicia su reflujo cotidiano

desparramándose por las barriadas

Roma Narvarte Valle Clavería

que en el curso del tiempo han ido circundando

el corazón de la brillante patria

del dinero

es la hora en que los cafés despiertan

a más ruidosa vida

(mi reino no es de este mundillo)

y niños piojosos pregonan violaciones

asesinatos y negocios

de billones de pesos al pasar


salimos a la calle

regustando el recuerdo

de la colilla que dejamos humeando

en la penumbra de cierta sala

de rojos cortinajes

el remordimiento por la mujer agonizante

en la tina de baño

o el aguijón de la tonada

de un disco de Edith Piaff

salimos a la calle

y atravesamos parques llenos de enamorados

o mercados con ratas y perros nauseabundos

y la soledad nos asalta

a la vuelta de una esquina bulliciosa

se sueña entonces

con una tibia casa que parece aguardarnos

en un país lejano

en apacible noche de diciembre

ha de acoger al hijo pródigo

mientras pequeños copos de nieve

caen frente a las ventanas

y un fuego anaranjado

danza feliz en el hogar

una muchacha canta una canción de Schubert

las criadas retiran el servicio

los niños juegan en la alfombra

grandes y pequeños bostezan y se van a dormir

las brasas parpadean

se encienden y se apagan

y dios es simplemente un niñito feliz


lo demás es sencillo

subir las reiteradas escaleras

encender el hornillo para hacer café

y tenderse en la cama sin quitarse la ropa

escuchando en silencio cómo crece la noche

alrededor del cuarto de azotea


y el borbotar del agua para el café que empieza a hervir.




Apuntes para un blues


I got the weary blues.

Langston Hughes


He caído en el fondo del blues

esta noche

digo

que he caído en el fondo del blues

esta noche


esta vez

necesito cantar

sin reír

y llorar

y decir

que sin ella no puedo vivir

es posible que escriba muy mal

pensaré que escribo una flor natural

esta vez


voy a decir me duele la camisa por su ausencia

mis zapatos sollozan en su rincón doliente

y la boca me sabe a nostalgia o moneda

porque ella se ha ido del mundo de mis manos

porque llueve hace frío

y hay regada en el suelo mucha melancolía

o tal vez por ser lunes

esta noche


es propicia ocasión de llorar

pero desde la infancia

aprendí en estos casos mejor a reír

(también aprendí a multiplicar)

(pero no a dividir)

no podré llorar pues

esta vez


mas como generosa dejara entre mis labios

sus mejores espasmos

hoy le escribo estos versos apropiados

húmedos y agridulces como oreja o ciruela

pero ya no la espero

ingresará de prisa en el pasado

si me pongo a olvidarla con esmero

esta noche


he caído en el fondo del blues

he caído en el fondo del blues.




El viento y el ardor


in ehécatl in chichinaztli.


La nostalgia gotea su largo aceite

pálida gemebunda detrás de tus ojeras

en la noche del gato

¿por qué curva del aire

nieve líquenes polen o misterio

me enajenas aún

y me despiertas a distancia?

Camino por las calles mojadas

de tu barrio elegante

disfrazado de solitario

desciendo al corazón de la noche

en busca de tu imagen

y hallo puertas cerradas

y miro estrellas altas

y al viento galopando como potro salvaje

dos veces dos dos pasos

me invento y te descubro

dos veces dos dos pasos

te invento y me aniquilo

y en un recodo oscuro

me pierdo de vista de mí mismo

definitivamente.




La fogata


A mitad del camino

la corneja había cantado a la derecha

descabalgamos en plena montaña

y alrededor de una fogata

escuchamos la voz resonando

en la oquedad de la noche


las ciudades nacen del mar

extienden por la playa sus largas cabelleras

consteladas de barcos

se tienden a la orilla de los ríos

suben a las mesetas en las latas montañas

o buscan la cálida humedad de los bosques

el amor va tejiendo su manta

y la ciudad florece en cal y cantos

las calles suenan a canción

cuando el herrero forja

y en la madrugada del panadero

las calles saben a mujer a lino

forjan los niños rondas y canciones

las mujeres hilando


pero el arte es divino

y el ciudadano limitado

se van ennegreciendo los muros encalados

la envidia es una fértil veloz enredadera

que empolla sucias larvas

y el mezquino y el pusilánime

socavan los sentimientos

con diminutos dientes afilados

en Babilonia

perdí una novia

en Palenque

la selva en torno espiaba

con mil ojillos de serpiente


he aquí a la tierra esperando la lluvia

sepultando las ruinas en un golfo de olvido

y renaciendo cada primavera

porque ancho e infinito como la tierra es el amor

porque más fuerte

que la muerte

es el amor.

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