El pozo
I
La memoria es a veces transparente
como el agua de un pozo
dentro del agua clara
las cosas reaparecen lentamente
cobrando nueva vida
en su cal apagada
en el fondo del agua una ciudad lejana
se contempla entre musgos sorprendida.
II
La tarde del domingo
pinta de gris las calles
el jardín municipal se llena entonces
de parejas de niños y de globos
una sedante pausa que baja de las nubes
va envolviendo las cosas
con un matiz de rosa sosegado
la tarde del domingo es un remanso
que introduce los rostros y fachadas
en un ritmo apacible
como de un vals de Felipe Villanueva
en el cielo como en dormido estanque
las horas son guijarros sumergidos
la noche es aromática
y está llena de grillos
bajo un farol cualquiera
rezagados noctámbulos
discuten ampliamente las profundas verdades
de un universo en blanco y negro
arriba se dibujan viejas constelaciones
por las desiertas calles doloridas de perros
entre ilusiones rotas y botes de basura
corre un larvado canto de trigos y de ciervos
y aunque nadie lo escucha
adentro de una casa
alguna muchachita sin sueño lo presiente
mientras oye muy lejos el silbato del tren
después seguramente llueve
sólo queda la música monótona
de la lluvia golpeando los tejados
y la grave disputa que sobre geometría
sostienen en silencio la torre y la palmera.
III
Desde esta soledad en que la sueño
amurallado de silencio insomne
(salto hasta el corazón adolescente)
vuelvo a mirar su techo de palomas
y a tocar su cintura de verdes naranjales
cuando el aire tranquilo
bebía la sangre dulce de los cañaverales
sin pensar todavía
ir a correr tras los azahares
entonces nos robábamos las cañas
de góndolas que lentas navegaban
por un río de durmientes
garroteros del viento nos quedaban
el placer en los dientes
y la miel en las manos
pero el agua era mansa
la represa y la curva fueron siempre
magníficos pretextos para olvidar el álgebra
el paisaje tenía
el corazón amargo para la geografía
el toque de las cinco
era en re sostenido
ella y yo nos veíamos y comenzaba el tiempo
cogidos de la mano recorrimos el mundo
más allá de su blanco caserío
juntos nos iniciamos en el hondo misterio
de darse largamente por los poros del alma
la lenta miel oscura del deseo
y el pan de la esperanza.
IV
Parece como si hubiéramos caído
al fondo del espejo
tu mano entre mis manos es reflejo
de nuestra añeja historia
y aunque nos debatimos
en reanudar los hilos de la trama
es inútil y gris
tú viajas hace tiempo en un tren velocísimo
y yo me quedo atrás en el andén desierto
demudado y gesticulante
como un pasajero desesperado.
* * *
Puerta del gozo
lámpara de la tierra
ventana abierta al campo
acoge en tu regazo
esta frágil semilla.
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